Résumé (La representación mítica del mal en el universo novelesco de Ernesto Sábato)


Kouassi Abraham Palangue§

Resumen: En este artículo, estudiamos los mitos en las novelas de Ernesto Sábato. Con la mitocrítica y la psicocrítica como enfoques para llevar a cabo nuestro análisis, explicamos la presencia del mal a través del mito gnóstico, el de los ciegos, el incesto y la transgresión de lo prohibido. El escritor latinoamericano representa el mundo bajo el dominio de las fuerzas exteriores y tenebrosas que son la Secta, el complejo de Edipo y el Príncipe de las tinieblas. El interés de este estudio radica en el conocimiento del mal y de su presencia mediante los mitos recreados por el autor argentino. 

Palabras clave: Ernesto Sábato, mal, novelas, mitos, Secta, transgresión.

Résumé : Dans cet article, nous étudions les mythes dans les romans d’Ernesto Sábato. Avec la critique des mythes et la psychocritique comme approches pour mener à bien notre analyse, nous expliquons la présence du mal à travers le mythe gnostique, celui de l’aveugle, de l’inceste et de la transgression de l’interdit. L’écrivain latino-américain représente le monde sous la domination des forces extérieures et obscures que sont la Secte, le complexe d’Œdipe et le Prince des ténèbres. L’intérêt de cette étude réside dans la connaissance du mal et de sa présence à travers les mythes recréés par l’auteur argentin.

Mots-clés : Ernesto Sábato, mal, romans, mythes, secte, transgression.

Abstract: In this article, I study the myths in the novels of Ernesto Sábato. With mythocritique and psychocriticism as approaches to carry out my analysis, I explain the presence of evil through the Gnostic myth of the blind, the incest and the transgression of the forbidden. The Latin American writer represents the world under the domination of the exterior and dark forces that are the Sect, the Oedipus complex and the Prince of Darkness. The interest of this study lies in the knowledge of evil and its presence through the myths recreated by the Argentine author.

Keywords: Ernesto Sábato, Evil, Novels, Myths, Sect, Transgression

Introducción

Los mitos constituyen los paradigmas de las acciones humanas significativas. A través de ellos, se sabe el origen de las cosas y por lo tanto llegamos a dominarlas y manipularlas a nuestro antojo. Revelan patrones y proporcionan significado del mundo y de la existencia humana: « Su función es revelar modelos, proporcionar así una significación al Mundo y a la existencia humana »(Eliade 69). Son universales y por ello nos corresponde a nosotros, a través de su estudio, acercar la literatura a la solución de los problemas de las sociedades: « Los mitos son universales e intemporales, […] así debemos situar la « gran literatura » en un lugar que resuelve situaciones de todos tiempos » (Díez Borque 405). La presencia del mito en las novelas de Ernesto Sábato se ha observado varias veces (Lukavská 144). Y según el mismo Ernesto Sábato, « el mito [es] no sólo como estructura verbal en el sentido del relato que contiene una “super-verdad’’ normativa de la existencia humana, sino también como una fuerza que permite a la literatura alcanzar sus cumbres » (Paoletti 16). Estas observaciones nos llevan a plantear la pregunta siguiente: ¿cuáles son los mitos con los que Ernesto Sábato representa el mal? A partir de esto, emitimos la hipótesis de que el mal aparece a través de los diferentes mitos recreados por el autor argentino. Nuestro objetivo es estudiar los mitos mediante los cuales Sábato representa el mal en su obra. Dado que estudiamos los mitos en las novelas del escritor latinoamericano, usamos la mitocrítica y la psicocrítica como enfoque.  La obra es un sueño y un mito. Su autor expresa sus fantasmas integrándolos en una mitología para constituir su mito personal:

Le texte est comparable a un rêve, à un mythe […] L’œuvre est un mythe […] Une œuvre, si singulière soit-elle, traduit des fantasmes qui, pour être propres à l’auteur, […] ont un caractère universel […] Un auteur concilie une mythologie commune et des fantasmes individuels pour élaborer son mythe personnel. (Delcroix y al. 266-268)

Abordaremos tres puntos principales: primero, el mito gnóstico y el origen del mal; el mito de los ciegos; y por fin, la relación incestuosa y la transgresión de lo prohibido.

1. El mito gnóstico y la presencia del mal en la tierra 

En su novelistica, Ernesto Sábato sustenta la tesis gnóstica sobre el dominio de la Secta y el Príncipe de las Tinieblas en la tierra a través del personaje Fernando Vidal Olmos, el investigador del mal. En el tercer capítulo de su informe, el protagonista plantea la hipótesis de que si Dios domina el cielo, entonces la Secta domina la tierra y la carne (Sábato 298). El universo está por lo tanto bajo su poder absoluto. Ella tiene el poder de vida y muerte.

En su indagación sobre el problema del mal, Fernando elabora una serie de teorías gnósticas y la idea de que estamos gobernados por un Dios omnipotente, omnisciente y bueno le parece contradictoria o simplemente no cree en ella. En su busca de la verdad, imagina unas posibilidades que le llevan, por tanto, a la emisión de una hipótesis general, la del demonio triunfante (Sábato 300). Para llegar a una conclusión final, expone el mecanismo gnóstico según lo cual el mundo sensible fue creado por un demonio llamado Jehová. Durante mucho tiempo, la Diosa Suprema lo deja trabajar libremente en el mundo. Pero envía a su hijo que habitará el cuerpo de Cristo para liberar al mundo de las falsas enseñanzas. Dios, por tanto, decidió abandonar a su hijo durante la Pasión, lo que explica el famoso grito antes de morir: « Como algunos de estos gnósticos, que […] el hijo de Dios había descendido a él en el bautismo y lo abandonó en la Pasión, ya que si no, sería inexplicable el famoso grito: « Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? » (Sábato 300). Tras su presentación, Fernando llega a un pésimo resultado: « Sigue gobernando el Príncipe de las Tinieblas. Y ese gobierno se hace mediante la Secta Sagrada de los Ciegos » (Sábato 301).    

El personaje que se encarga de exponer la tesis gnóstica en Abaddón el exterminador es Doctor Alberto Juan Gandulfo. En presencia de estudiantes, docentes e intelectuales incluso Sábato, comienza declarando que la humanidad vive desde el principio en la esfera celeste y constituye una gran familia a la cabeza de la cual se tiene al Padre Divino. Era una comunidad de ángeles dirigida por una jerarquía espiritual dominada por Satanás. Por ambición de poder, éste logra hacerse omnipotente como Dios. Entonces comenzó a inducir astutamente a otros  para que aumentaran su poder. Para los gnósticos, Jehová y Satanás son la misma persona: « Usted ha dicho que Satanás y Jehová son el mismo ser » (Sábato 282). El turbio juego de Satanás con el Divino Creador fue posible cuando el primero fue arrojado del cielo para convertirse en Dios de la tierra. Y esta tierra la gobierna por medio de las pasiones y la ignorancia de los hombres.

El mito gnóstico presenta a Abel como el ángel guardián del ganado y a Caín el de la agricultura. Satanás inspira a este último  para que asesine a su hermano Abel. Él hace esto para entregar el ganado para ser sacrificado por los hombres. Este acto tendrá como objetivo neutralizar el plan Divino que es el de la institución de la alimentación vegetal y sustituirlo por los productos de la matanza. La comida vegetariana promueve la espiritualización de la humanidad, mientras que la carne provoca enfermedades, acorta la vida, embota la conciencia, fomenta las pasiones y aumenta el egoísmo. Entonces ser carnívoro equivale a ser un criminal: « Ya que todo lo que atenta contra la vida de un ser es una inmortalidad, un crimen » (Sábato 283).

Otro problema es abordado por Doctor Gandulfo. Es el de Noé y del Diluvio. Como Satanás no puede crear humanos y animales, perdona a Noé, a sus descendientes y a todas las especies animales para permitir la reproducción. En cuanto a las especies vegetales, la tierra, saturada de semillas desde la Creación, hace reaparecer el reino vegetal en virtud de su esencia espiritual. Atribuye todo el mal que existe a Satanás: « Tanto […] la destruction de Sodome y Gomorrhe, como el asesinato de Abel, como los males que desde entonces se desparramaron por la faz de la Tierra, son obras de Satanás» (Sábato 284). Dios siendo esencialmente bueno, no puede permitir el mal. No puede ser tan sanguinario, cruel y destruir lo que con tanto amor ha construido. Además, las guerras y los crímenes ocurren porque somos carnívoros. Son la consecuencia del consumo de la carne: « De modo que las guerras y los asesinatos son consecuencia del consumo de carne» (Sábato 290). Además, el dinero es el instrumento típico del diablo y asistimos cada vez más a una lucha contra la satanización del mundo.

El protagonista Sábato, que asiste a la charla gnóstica del Doctor Gandulfo, por su parte afirma que Dios fue depuesto por el Príncipe de las tinieblas antes de la Creación. Sin duda el mal domina la tierra: « Lo cierto, lo indudable, es que el Mal domina la tiera » (Sábato 292). Entonces, vivimos en un mundo terrible. Los numerosos muertos en las guerras, la destrucción de ciudades por la bomba atómica, los campos de concentración, así como las atrocidades y catástrofes que han tenido lugar y siguen teniendo lugar lo  prueban.

Pero otro mito sabatiano explica la manifestación del mal en las sociedades contemporáneas: el de los ciegos y su universo obscuro.

2. El mito de la Secta de los ciegos

La puesta en abismo que se establece entre las dos primeras novelas de Ernesto Sábato, El túnel y Sobre héroes y tumbas, se ve reforzada por el hecho de que Fernando sustenta su argumento con un estudio minucioso del relato de Castel y presenta a María Iribarne como una de sus conocidas. El punto de convergencia de las dos tramas narrativas es el personaje de Allende, el ciego, cuya presencia adquiere una importancia decisiva respecto a Fernando Vidal, quien lo convierte en instrumento de venganza de la Secta de los Ciegos. Fernando presenta como infalible la teoría según la cual María habría sido utilizada como cebo, luego como víctima sacrificial. Esto habría llevado, por tanto, a la realización del castigo que condenaba a Castel a la muerte social al convertirlo en un criminal, como parte de la conspiración universal para destruir a los temerarios exploradores del mundo de los ciegos, enloquecidos y suicidas (Sábato 397).

La interpretación de El túnel, desde el punto de vista de Fernando en Sobre héroes y tumbas, invita a una profunda reflexión sobre la primera novela de Sábato en la medida en que apuesta por una nueva aproximación a la construcción del personaje de Juan Pablo Castel, muy relacionado con la cuestión de ciegos y malvados. El hecho de que Fernando Olmos Vidal identifique a Castel, a su imagen y semejanza, como investigador del mundo de los ciegos, nos lleva a considerar a este pintor como un alter ego del narrador de “Informe sobre ciegos” y a pregúntese cómo las cosmovisiones sombrías de estas dos criaturas ficticias dan forma al significado de las historias que cuentan.

La comparación que hace Castel entre los ciegos y los animales de sangre fría (en particular los reptiles) anuncia una de las imágenes de la primera página del reportaje de Fernando Vidal, donde el protagonista, sorprendido por el sonido de la campanilla de un ciego, salta: « Como si en la oscuridad húmeda hubiese tocado […] la piel helada de un reptil » (Sábato 289). Según la clasificación de los símbolos, la expresión de la repulsión táctil de las dos figuras por víboras y por reptiles asocia la figura del ciego con el simbolismo de la serpiente, animal del misterio subterráneo y ultratumba (Durand 368). La valoración negativa de los animales nocturnos, subterráneos y acuáticos, ligada a la representación simbólica del mundo oscuro de los ciegos en “Informe sobre ciegos”, los convierte en el símbolo teriomorfo del mal. Fernando los considera la « raza maldita » (Sábato 358). El espacio subterráneo que se les asocia recurrentemente transforma a los ciegos en repulsivas criaturas ctónicas:

[…] abundan en los subterráneos, por esa condición que los emparenta con los animales de sangre fría y piel resbaladiza que habitan en cuevas, cavernas, sótanos, viejos pasadizos, caños de desagües, alcantarillas, pozos ciegos, grietas profundas, minas abandonadas con silenciosas filtraciones de agua; y algunos, los más poderosos, en enormes cuevas subterráneas, a veces a centenares de metros de profundidad […]. (Sábato 291) 

En las dos primeras novelas, la pérdida de la vista traduce la ceguera psíquica de los dos narradores, Castel y Fernando. Juan Pablo Castel, tras la muerte de su amante, se autoculpa de su falta de discernimiento utilizando el registro metafórico de la ceguera: « ¡Yo, tan estúpido, tan ciego, tan egoísta, tan cruel! » (Sábato 57). Utiliza la imagen del gusano ciego para expresar su desorientación aterrada mientras se prepara para acercarse a María por primera vez: « Mi pensamiento era como un gusano ciego y torpe dentro de un autómovil a gran velocidad » (Sábato 28). Sin embargo, se puede leer esta imagen como una representación simbólica del inconsciente ya que en las leyendas o los ensueños de la imaginación, el inconsciente siempre se representa bajo un aspecto oscuro, sospechoso o ciego (Menard 38). La representación imaginaria que Juan Pablo Castel y Fernando Vidal Olmos hacen del ciego personifica los impulsos inconscientes que Sábato atribuye a sus personajes. Así lo sugiere la frase en la que Fernando interpreta lúcidamente su investigación del mundo de los ciegos como la exploración de su propio mundo oscuro (Sábato 370).

La aversión expresada por Castel y Fernando hacia los ciegos es la manifestación sintomática de la angustia de castración de la que son presa, por no haber resuelto su complejo de Edipo (Freud 209). Una colección de elementos textuales nos lleva a pensar que Sábato ha construido sus personajes en este sentido. Como Edipo que se mutiló a sí mismo, Fernando acepta el castigo del incesto ya que los pájaros le sacan los ojos sin que les oponga resistencia:

Sentí que aquel pico entraba en mi ojo izquierdo, y por un instante percibí la resistencia elástica de mi pupila, y luego cómo el pico entraba áspera y dolorosamente, mientras sentía cómo empezaba a bajar el líquido por mi mejilla. En virtud de un mecanismo que no alcanzo todavía a comprender por su falta de lógica, yo mantenía mi cabeza siempre en la misma posición, como si quisiera facilitar la perversa tarea, como, aunque sufrimos, mantenemos la boca y la cabeza ante el dentista. (Sábato 383­384)

Si bien los indicios textuales no son numerosos en el caso de El túnel, la construcción del personaje de Juan Pablo Castel también sugiere que el narrador permanece cautivo de una configuración edípica. El segundo capítulo de la novela muestra el apego infantil de Castel a su madre y su idealización de la figura materna: « Cuando yo era chico y me desesperaba ante la idea de que mi madre debía morirse un día […], no imaginaba que mi madre pudiese tener defectos » (Sábato 13). Por otra parte, el padre permanece ausente del discurso, lo que sugiere la forclusión del Nombre-del-Padre (Lacan 55) y, en consecuencia, el fracaso de la represión originaria desde la prohibición paterna que impide el acceso a la posesión de la madre no fue interiorizada.

La impresión de ser mayor de su edad, que se desprende de María, asimila a la joven a una figura sustituta de la madre adorada. El sueño que cierra el capítulo catorce pone en juego las huellas de memoria reprimidas las experiencias vividas originales (Freud 79), al llevar al hablante de vuelta a una antigua casa: « Una vieja casa solitaria […] en cierto modo conocida e infinitamente ansiada desde la infancia, de manera que al entrar en ella me guiaban algunos recuerdos » (Sábato 55). Esta casa, identificada al despertar como María, se funde así con el objeto primario del deseo, al que Castel no ha renunciado: la madre prohibida.

 La escena de la confesión nocturna de María, en un lugar que reproduce el de la pequeña ventana representada en el cuadro significativamente titulado Maternidad, traduce la atracción de Castel por el aspecto femenino y maternal de la libido: « Después sentí que acariciaba mi cara como lo había hecho en otros momentos parecidos. Yo no podía hablar. Como con mi madre cuando chico, puse mi cabeza sobre su regazo y así quedamos un tiempo quieto, sin transcurso, hecho de infancia y de muerte » (Sábato 98). Esta confesión de Castel revela el contenido tanático de los deseos arcaicos del personaje-narrador en su rechazo inconsciente a la pérdida del objeto primordial, objeto siempre añorado por el cual María no puede reponerse satisfactoriamente. El trágico desenlace de la novela marca el triunfo de los impulsos mortales. La frase que cierra el penúltimo capítulo establece el vínculo entre Juan Pablo Castel y Fernando Vidal Olmos. El primero siente que una cueva oscura está creciendo poco a poco en su cuerpo (Sábato 127).

El imaginario nocturno de Juan Pablo Castel y Fernando Vidal Olmos, así como los oscuros valores asociados a él, unifican así El túnel y Sobre héroes y tumbas en torno al tema de la ceguera. Ambas obras son la expresión de la esencia nocturna del ser que es la de su autor, reflejando así la definición que Ernesto Sábato le da a la novela: « La novela es lo nocturno y, en consecuencia, lo que auténticamente somos» (Sábato 107). El nocturno, dominado por la figura maligna del ciego, representa los deseos inconscientes de los personajes-narradores.

Como Fernando en Sobre héroes y tumbas, Castel presagia el odio contra los grupos sectarios: « Detesto los grupos, las sectas, las confrondía, los gremios y en general esos conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía » (Sábato 19). Por lo tanto, afirma rechazar a las multitudes de personas. Es la razón por la que no admite playas durante el verano. Según él, su odio se justifica por el hecho de que las sectas actúan ilegalmente y en la oscuridad. Asimismo, dice que a él no le gustan los ciegos porque son parecidos a los reptiles:

¿Y ese ciego, ¿qué clase de bicho era? Dije ya que tengo una idea desagradable de la humanidad; debo confeasr ahora que los ciegos no me gustan nada y que siento delante de ellos una impresión semejante a la que me producen ciertos animales, fríos, húmedos y silenciosos, como las víboras. (Sábato 50)

En su sueño en el que sufre la metamorfosis, Castel se encuentra atrapado por la malvada Secta. Así que tiene voluntad de huir pero es demasiado tarde porque ya sus miembros ya no le obedecen: « Intuí que había caído en una trampa y quise huir» (Sábato 79). La Secta es un enemigo tremendo ante el cual es imposible dar marcha atrás y huir.

Si a través del mito el hombre intenta explicar lo terrenal y cimentar las cosas con lo divino, el de la Secta de los ciegos explica la presencia del mal en la tierra (Rosado 92). Y es sobre la base de ésta que toda la obra de Ernesto Sábato adquiere unidad y coherencia. Así, en Abaddón el exterminador, el autor concluye a través de la voz de su personaje Fernando que el Príncipe de las tinieblas gobierna el mundo a través de la Secta: « La conclusión de Fernando es inevitable. Sigue gobernando el Principe de las tinieblas. Y ese gobierno se hace mediante la Secta de los Ciegos» (Sábato 293).

El problema de los ciegos ya es evidente en El túnel, no sólo en la alusión a la oscuridad que nos ofrece el título y que representa la concepción sabatiana del hombre como una « cámara oscura y cerrada que contempla al mundo a través de una celosía desde la cual la persona interior ve sin ser vista » (Wainerman 23), si no también en el ciego Allende, quien antes de suicidarse califica a Castel de insensato por no haber cumplido con lo que le dio María.

Juan Pablo Castel confiesa que no le gustan los ciegos y que los ve como víboras por la frialdad de su piel: « Debo confesar ahora que los ciegos no me gustan nada y que siento delante de ellos una impresión semejante a la que producen ciertos animales fríos, húmedos y silenciosos, como las víboras» (Sábato 50). Fernando Vidal Olmos también compara a los ciegos con estos animales, solo que distingue entre los de nacimiento, los que acaban de incorporarse a la Secta y sus cómplices. Otra distinción entre Castel y Fernando es que el primero admite que no le gustan los ciegos, a pesar de que, según el segundo, el pintor será castigado por ello. Esta opinión no es su principal obsesión, e incluso llega a culpar a María de engañar a un ciego. La razón es que Castel no cree en una mística de la ceguera, Fernando sí: « Y yo, místico de la Basura y del Infierno, dice, puedo y debo decir: ¡Creed en mi!» (Sábato 431). Este investigador del mal, según él mismo, morirá sacrificado por su hija, Alejandra, quien, a su vez, se suicidará mediante el fuego. Éste es un elemento purificador que lavará su alma y la de su padre. Un rasgo curioso y muy mítico es que Fernando conoció su final e incluso supo que el fuego lo iba a destruir y que la Secta se vengaría de él. ¿Por qué motivo? En efecto, lo que hace Fernando es profanar y violar los secretos de esta Sagrada Secta. Su investigación, a pesar de su afán de objetividad, racionalidad y sistematización, se realiza en el lado oscuro, irracional, impuro y negativo del Ser. La Secta se venga de quienes se acercan a sus secretos.

En Abaddón el exterminador, el personaje Sabato le revela a Beba que Dios fue vencido desde el principio por el Príncipe de las Tinieblas: « Dios fue derrotado antes del comienzo de los tiempos por el Príncipe de las tinieblas, es decir, por lo que luego sería el Príncipe de las tinieblas » (Sábato 291). Por lo tanto, el mal reina sobre el mundo. A diferencia de la investigación de Castel que es individual, la indagación de Fernando Vidal pretende tener un carácter y una validez universales. Ahonda en los mecanismos de una Secta que gobierna el mundo. Recordamos sus viajes a Europa, Medio y Lejano Oriente para rastrear a la Secta. Lo persigue donde quiera que vaya.

En el mundo sabatiano, existen dos medios opuestos que integran una totalidad: el anverso y el reverso que se mantienen en equilibrio. Dios reina en el cielo y la Secta domina la tierra y sus habitantes: « Si como dicen Dios tiene el poder sobre el cielo, la Secta tiene el dominio sobre la Tierra y sobre la carne » (Sábato 298). Fernando, como investigador del mal, se introduce en el segundo medio de la dualidad, en la oscuridad e impureza de las cloacas, realidad subterránea. La contrapone a lo que sucede arriba, a la realidad “otra”, a la hipocresía de los que viven en la luz sin darse cuenta del lado oscuro.

Los personajes del argentino creen en la razón como fuerza en busca de la realidad. En efecto, la lógica de Castel, como la de Fernando, es rigurosa. Ambos pretenden lograr su objetivo por medio de la lógica. Así, el pintor Castel afirma que se deja guiar por la lógica que le permite seguir a María hasta las últimas consecuencias: « Tenía que dejarme guiar únicamente por la lógica y debía llevar, sin temor, hasta las últimas consecuencias, las frases sospechosas, los gestos, los silencios equívocos de María » (Sábato 113). La crónica de Castel, como el Informe sobre ciegos de Fernando, pretende ser simple: « Dije que relataría esta historia en forma escueta y así lo haré » (Sábato 57). Fernando, por su parte, está convencido de sus ideas y su objetivo es revelarnos la última verdad sobre la Secta. Afirma que su informe está destinado después de su muerte a un instituto responsable de futuras investigaciones. Así que solo se limita a lo que pasó: « Este Informe está destinado, después de mi muerte, que se aproxima, a un instituto que crea de interés proseguir las investigaciones […]. Como tal, se limita a los hechos como me han sucedido. El mérito que tiene, a mi juicio, es el de su absoluta objetividad » (Sábato 310).

 La investigación racional se lleva a cabo de forma paradójica desde el mundo irracional del inconsciente: « La ceguera es una metáfora de las tinieblas, el viaje de Fernando es […] un descenso al tenebroso mundo del subconsciente y del inconsciente, es la vuelta a la madre o al útero, es la noche » (Sábato 18). Además, el autor atribuye todo lo fantástico de su encuesta a la misma Secta de ciegos, lo que implica una racionalización de los hechos. No hay duda de que la Secta es sagrada: no solo envía castigos a quienes se atreven a acercarse a sus sectores, sino que también cuenta con un gran aparato de colaboradores, muchos de los cuales son videntes y cómplices. Así, el carácter agresivo de Castel y Fernando, y su ardiente deseo de buscar las causas del mal, les sume en el mismo mal cometiendo a menudo el incesto y trangresando lo prohibido.

3. El incesto y la transgresión de lo prohibido

El incesto obviamente implica una experiencia mística:

Il est incontestable que l’amour mystique a des traits incestueux, dans la mesure où il vise à surmonter cette coupure généalogique, à rejoindre ou retrouver une union entre le père (ou la mère) et la fille (ou le fils), à dépasser ainsi la classification qui institue la société. Les éclats de ce désir insensé zèbrent les textes mystiques. L’interprétation reste à faire, même s’il est déjà clair et bien connu que quelque chose de ce désir renvoie à l’expérience originaire du sein maternel. (De Certeau 185)

El incesto como tal representa el derrocamiento de todo orden establecido y, en consecuencia, es el camino real hacia una especie de barbarie que escenifica los primeros rudimentos de lo socialmente inaceptable. Es el símbolo de indagación del mal que caracteriza los personajes de Ernesto Sábato: « Il est aussi le symbole de la recherche du Mal, d’un furor autodestructif, dont les personnages sabatiens ne peuvent aucunement se soustraire» (Llea 136).

En El túnel, el incesto es más simbólico que en las dos últimas novelas. En efecto, el cuadro que pinta Juan Pablo Castel se llama Maternidad. En este último vemos, a través de una pequeña ventana a la izquierda, a una mujer detenida en una playa solitaria. Y más adelante según palabras del personaje María Iribarne, esta escena pintada por Castel la representa profundamente: « No, más bien me representa más profundamente a mí… Eso es. No es un mensaje claro, todavía, no, pero me representa profundamente a mí » (Sábato 41). Posteriormente, el pintor le revela a María que cuando está a su lado se siente como un niño y que ella es como una madre para él. Y sin embargo tendrá una relación sexual con ella: « Las horas que pasamos en el taller son horas que nunca olvidaré » (Sábato 63). Con esta frase quiere decir que ambos tuvieron varios momentos de unión física en su estudio de pintura. Así que ahora la que Castel considera madre se convierte en su principal pareja sexual. El mal que se desprende de este acto es que Castel se induce al adulterio con María por ser ella una mujer casada. Pero, ¿por qué Castel actua de esta manera? ¿Lo hace voluntariamente? Una cosa es cierta: Castel lo hace porque está sumamente cegado por el amor: « Yo tan […] ciego » (Sábato 57). Así, cegado, Castel transgresa las prohibiciones: por un lado el incesto, por otro el matricidio.

La relación incestuosa entre los dos hermanos Nacho y Agostina en Abaddón el exterminador es un renacimiento de la relación incestuosa entre Fernando y Alejandra. No se trata sólo de que los personajes deambulen en su camino hacia la verdad o hacia lo absoluto (este mismo viaje es burlado desde el principio por su doble condición). Es también la condición del escritor, expuesto al misterio no resuelto del alma humana, atrapado entre la luz y la oscuridad, entre el Diablo y Dios. Es en efecto un mito invertido de la caverna, por una forma de barbarie que se levanta contra el orden, un ataque al régimen de lo absoluto. En “Informe sobre ciegos”, es una metáfora de la escritura novelesca que debe expresar lo absoluto.

Il semble donc possible de poser l’hypothèse de lecture suivante: la recherche de l’Absolu, son expression dans et par la littérature, est une préoccupation constante de l’essayiste Sábato; dans ses fictions, Sábato inscrit cette préoccupation; mais, en la transformant en matière de fiction, il la dégrade par le crime et l’inceste. Il la dégrade, c’est à dire qu’il la transforme en roman… L’inceste serait donc une des figurations de l’écriture romanesque… L’inceste, un des fantasmes du romancier? Sans doute, comme les Aveugles. (Pageaux 69)

Fernando Olmos Vidal, a quien Sobre héroes y tumbas revela como un padre incestuoso, que dedica un amor exclusivo a su madre mientras odia a su propio padre, relata su descenso a las profundidades de la ciudad de Buenos Aires en su intento por descifrar los secretos del mundo de los ciegos, presentado como un « mundo prohibido » (Sábato 316). Consciente de la ley universal de prohibición del incesto, el protagonista la transgrede al acostarse con su propia hija, Alejandra, bajo los rasgos alucinatorios del ciego y al reintegrarse al mundo intrauterino a través de una fantasía de involución en el útero materno. La regresión a la madre es metaforizada por imágenes sensoriales fuertemente sexualizadas de penetración en un túnel de carne: « largo y estrechísimo […] resbaladizo y sofocante túnel de carne » (Sábato 438), donde el personaje, metamorfoseado en pez, evoluciona en un movimiento ascendente hasta desembocar en una cueva submarina. Este último es el eufemismo del útero de la madre lleno de un « líquido gelatinoso caliente » (Sábato 440) donde pierde el conocimiento. La representación del pez remite a los orígenes acuáticos de la especie humana, también puede interpretarse, en el contexto de la alucinación de Fernando, como un símbolo ambivalente del subconsciente. El revestimiento escamoso de los personajes en los sueños es simbólico de una invasión de la persona por las fuerzas nocturnas del inconsciente (Durand 246).

En Sobre héroes y tumbas, una voz especifica « Éste es tu comienzo y tu fin » (Sábato 438). Esta frase anuncia así a Fernando su destino. Condena a muerte a los « culpables de esta transgresión absoluta » (Menard 39). En este viaje de regreso a sus orígenes, el narrador ve pasar la película de su vida, desde escenas de la infancia hasta la visión de pájaros vengativos que le picotean los ojos: « Pájaros vengativos que se lanzan sobre [sus] ojos con sus picos » (Sábato 431). Esta visión hace eco de la alucinación anterior de Fernando, donde, en un paisaje subterráneo de profundas aguas negras, el explorador del mundo prohibido se deja sacar los ojos por gigantescos pterodáctilos con las órbitas vacías, salidos directamente de la noche de los orígenes, como se dirige hacia una gran cueva a la que logra arrastrarse y entrar.

Ernesto Sábato narra la historia incestuosa de los hermanos Izaguirre, Nacho y Agustina en Abaddón el exterminador. Encontrándose en la misma habitación, Nacho se arroja brutalmente sobre su hermana y comienza a quitarle la ropa rasgándola. Y después de desnudarla, le escupe en la cara y empieza a violar:

Entonces comenzó a arrancarle la ropa a jirones, desgarrándola con saña. Y cuando la hubo desnudado, llorando a gritos, la empezó a escupir: primero en la cara y luego, abriéndole las piernas, en el sexo. […] se derrumbó sobre el cuerpo de la hermana, llorando. Así estuvo un tiempo muy grande. (Sábato 372­373)

El fragmento de arriba nos cuenta que Nacho, además del acto incestuoso, viola a su hermana de la forma más violenta. A pesar de sus llantos y lágrimas, él se dedica a su tarea malvada y sádica.

       La estrecha relación que une las tres novelas de Sábato, es interpretada como una relación incestuosa. En efecto, la reaparición de la historia de Castel y María en el “Informe sobre Ciegos”, reanalizado por Fernando, y la situación de Fernando en el mundo perverso de la Secta, reexaminado por Sábato, son reveladoras de esta transgresión sabatiana: « En el proceso artístico de Sábato, cada nueva novela se ha dessarrollado sobre la base de la precedente, hasta con sus mismos personajes, en una suerte de relación incestuosa»(Dellepiane 72).

La decisión ética o valoración moral siempre se ha basado en un código de conducta, leyes y normas. Así que las mismas personas que las enseñan, las transgreden. Relativizando, el mal y el bien se convierten en decisiones subjetivas ante las cuales el hombre, que no está acostumbrado y que ignora su posibilidad, se siente inseguro y ansioso. Para superar esto, el hombre debe someterse a un profundo autoconocimiento con el que conocerá sus posibilidades y limitaciones sobre el mal y el bien. En última instancia, estos valores están dictados por los instintos del inconsciente sobre los que aún no se tiene un conocimiento definitivo (Jung 333). Por lo tanto, es necesario explotar al máximo el campo de la conciencia para que las áreas muy importantes de la naturaleza humana puedan ser conocidas y estudiadas. La experiencia de Fernando, en la que sacrifica su gran obsesión en beneficio de una conciencia por parte de los lectores, constituye funciones novelísticas que a nivel paradigmático nunca han alcanzado valores tan elevados en la obra literaria (Sábato 85-89). La experiencia de Fernando termina negativamente porque su gran generosidad no puede ser soslayada por un surrealista como él, que sin más método que el cientificista y paranoico, intenta semejante aventura. Pero la obsesión de Fernando en Sobre héroes y tumbas, que muere para expiar su pecado por haber violado un tabú, es retomada por el propio Sábato en Abaddón el exterminador. Es el escritor de Sábato y hombre público: el que lamenta insistentemente que su obligación de ser testigo lo lleve a convivir con las personas que odia, a ir a lugares o asistir a eventos que no son los suyos ni agradables.

El personaje Sábato se presenta como un investigador, desde niño y luego en sus novelas, sobre la Secta de los Ciegos. Confiesa que durante tres momentos distintos de su vida estuvo en contacto más o menos directo con el lado nocturno de su existencia (Sábato 236). La primera experiencia es que ante el inicio de un extraño rito sexual que tuvo lugar en el mismo lugar donde se produjo la unión incestuosa entre Fernando y Alejandra, el personaje llamado R. le habla a Sábato en estos términos: « Este será el centro de tu realidad desde ahora en adelante. Todo lo que hagas o deshagas te volverá a conducir hasta aquí. Y cuando no vuelvas por tu propia voluntad, nosotros nos encargaremos de recordarte tu deber » (Sábato 351). Esta frase significa que el mundo de los ciegos será ahora el centro de la realidad de Sabato. Entonces todas sus acciones lo llevarán a este lugar, es decir, siempre estará obsesionado  por los ciegos. Y cuando transgreda las leyes de la Secta, ella se encargará de  castigarle.

Todos aquellos que intentaron entrar en el mundo prohibido y por todos los medios descubrir el secreto de la Secta han sido castigados de una forma u otra. Primero, Fernando afirma en su informe que quienes tienen la osadía de investigar los secretos de la Secta reciben castigos físicos y metafísicos: « Los castigos físicos y metafísicos que se murmura reciben los que se atreven a indagar en sus secretos» (Sábato 290). En efecto, las sectas están difundidas invisiblemente entre los hombres y que, sin que se sepa ni se sospeche, espían, persiguen y deciden el destino, el fracaso y la muerte de los hombres (Sábato 290-300). Y Fernando fue severamente castigado por querer investigar el mal y la Secta: muere al final de su investigación.

El protagonista de “Informe sobre ciegos” nos informa que algunos de los que lograron entrar en el mundo prohibido estuvieron todos condenados. Pone el ejemplo de algunos de estos escritores que terminaron enloqueciendo o suicidándose: « Algunos de los que acaso llegaron penetrar en el mundo prohibido, escritores que terminaron también locos o como suicidas (como Artaud, como Lautréamont, como Rimbaud) » (Sábato 432). Luego, Sabato, protagonista de Abaddón el exterminador, indica que los grandes poetas han incursionado en el infierno que en realidad es un dominio prohibido ya que es propiedad del mal. Estos poetas del infierno, a los que ya hemos mencionado más arriba, nos revelaron cada uno la existencia del infierno (Sábato 134).

Conclusión

A través de sus obras, Ernesto Sábato ha planteado el problema del mal mediante diversos mitos. El novelista latinoamericano trata el mal bajo varios aspectos. El mito gnóstico desarrollado por Sábato en sus novelas concluye que el Príncipe de las tinieblas, autor del mal, gobierna el universo y ejerce sobre la humanidad el poder de vida o muerte. La representación simbólica del mundo oscuro de los ciegos los convierte en el símbolo teriomorfo del mal. La ceguera traduce la invidencia psíquica de los personajes sabatianos. La Secta es un verdugo monstruoso del que es difícil escaparse. El mito de la los ciegos explica la presencia del mal en la tierra. En cuanto al incesto, expresa el derrocamiento de cualquier orden establecido y la transgresión de lo prohibido. La observación que hacemos es que los personajes sabatianos no son dueños de sí mismos. Son manipulados y condicionados por seres obscuros. Vienen de diferentes lugares misteriosos cuya ilustración son los subteráneos y el inconsciente. Estas potencias siniestras, a fuerza de dominar su destino, sumergen en el abismo las tres novelas del escritor argentino, a tal punto que nos damos cuenta de que tiene una « visión » negra y pesimista del « mundo » (Goldmann 26). A pesar del carácter irracional que puedan asumir los mitos recreados por Sábato, podemos decir que el mal está presente y domina el mundo. Este estudio literario nos ha permitido saber como actúan los agentes del mal. Pese a la omnipresencia del mal, la novelística sabatiana abarca una luz de esperanza.

Trabajos citados

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Comment citer cet article :

MLA : Palangue,  Kouassi Abraham.  « La representación mítica del mal en el universo novelesco de Ernesto Sábato ». Uirtus 2.1. (avril 2022) : 337-353.


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